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viernes, 21 de marzo de 2014

DEPRESIÓN NERVIOSA

“Basta ya, oh Jehová, quítame la vida, pues no soy yo mejor que mis padres”
(1Re_19:4).

No es raro que la gente de Dios sufra depresiones nerviosas tal como le ocurrió a Elías. Moisés y Jonás también desearon morir (Exo_32:32; Jon_4:3). El Señor nunca prometió eximir a los creyentes de esta clase de problema. La presencia molesta de esta aflicción en nuestra vida no indica necesariamente falta de fe o de espiritualidad. Cualquiera de nosotros podríamos padecerla.

Cuando esto viene, es algo así. Sientes que Dios te ha abandonado, aun cuando sabes bien que nunca deja a los Suyos. Vas a la Palabra de Dios buscando consuelo, y te topas con uno de aquellos pasajes que hablan del pecado imperdonable o de la condición sin esperanza del apóstata. Experimentas la frustración de tener que soportar esta aflicción sin que exista cirugía que la quite ni medicinas que la curen. Tus amigos sugieren que te “animes” pero no te dicen cómo. Oras y anhelas encontrar algún remedio de efecto inmediato, pero todo es en vano. Mientras que la postración nerviosa viene en kilos, se va en gramos. Todo lo que puedes hacer es pensar es en ti mismo y en tu miseria. En tu desánimo, deseas que Dios intervenga y te dé la muerte. 

Una depresión como ésta puede tener causas diferentes. Puede tratarse de un problema físico como la anemia, por ejemplo, que hace que la mente nos juegue una mala pasada. Puede ser una causa espiritual: algún pecado sin confesar o sin perdonar. Es posible que sea un problema emocional: la infidelidad de la esposa, el exceso de trabajo o el agotamiento nervioso que provoca la tensión mental extrema. Quizás es provocada por un medicamento al que reaccionamos desfavorablemente.
¿Qué puede hacerse? Primero, ve a Dios en oración, pidiéndole que realice en tu vida Sus propósitos maravillosos. Confiesa y abandona todo pecado conocido. Perdona a cualquiera que te haya agraviado. Luego, hazte un chequeo médico general para saber si el origen de la depresión es alguna enfermedad física. Toma medidas drásticas para eliminar las causas del trabajo excesivo, las penas, la ansiedad y cualquier otra cosa que pudiera estar acosándote. El descanso regular, la comida sana y el ejercicio físico al aire libre siempre constituyen una buena terapia.
De ahí en adelante, debes aprender a ir al paso, atreviéndote a decir “no” a todo reclamo que pudieran llevarte una vez más al borde del desastre.



miércoles, 19 de marzo de 2014

PADRE HE PECADO

“Padre, he pecado...”
(Luc_15:21).

No fue sino hasta que el hijo pródigo volvió arrepentido que el padre corrió a su encuentro, se asió de su cuello y le besó. No habría sido justo perdonarle si no hubiera mostrado primero arrepentimiento. El principio bíblico es: “...si se arrepiente, perdónale” (Luc_17:3).

Nada dice el pasaje de que el padre envió ayuda a su hijo pródigo mientras andaba en aquel país lejano. De haber hecho así, habría obstruido la obra de Dios en la vida de aquel rebelde. La meta del Señor era que el descarriado descendiera hasta abajo del todo. Sabía que el hijo tendría que llegar al fin de sí mismo, y que nunca levantaría los ojos a menos que hubiera tocado fondo. Cuanto antes se le rompiera la costra a la oveja descarriada, tanto mejor para él. El padre simplemente encomendó a su hijo al Señor, y esperó a que la crisis llegara al extremo.

ésta es una de las cosas más duras que los padres deben hacer, especialmente para las madres. La tendencia natural es sacar del apuro al hijo o a la hija rebeldes de cada situación difícil en que el Señor los coloca. Pero todo lo que estos padres consiguen es estorbar Su propósito y prolongar la agonía del ser amado.
Spurgeon dijo una vez: “El verdadero amor para aquellos que yerran consiste en no fraternizar con ellos en su error sino ser fieles a Jesús en todas las cosas”. Amar a una persona es no consentirla en su iniquidad. Por el contrario, el amor pone a la persona en las manos del Señor y ora: “Señor, restáurale, no importa cuál pueda ser el costo”.

Uno de los errores más grandes que David cometió fue traer de regreso a Absalón antes de que éste mostrara arrepentimiento. Un poco después Absalón ganaba los corazones del pueblo y tramaba una revuelta contra su padre. Finalmente hizo huir de Jerusalén a su padre y fue ungido como rey en su lugar. Pese a que Absalón se puso en camino con su ejército para destruir a David, este último instruyó a sus hombres a que le perdonaran la vida en el caso de una confrontación. Pero Joab lo pensó mejor e hirió de muerte a Absalón.
Los padres que están dispuestos a soportar el dolor de ver como el Señor humilla a su hijo o hija obligándolos a vivir en una pocilga, a menudo les ahorran un pesar más grande.

«Cuando el hombre descubre su pecado, Dios lo cubre. Cuando el hombre tapa su pecado, Dios lo destapa. Cuando el hombre confiesa su pecado, Dios lo perdona».

San Agustín.


lunes, 17 de marzo de 2014

DIOS Y LA SUERTE

“Mas Jehová estaba con José, y fue varón próspero”
(Gen_39:2).
He oído que una de las primeras versiones de la Biblia Inglesa traducía así este versículo: “Y el Señor estaba con José, y era un joven con suerte”. Quizás la expresión: “con suerte” en aquellos tiempos tenía un significado diferente. Pero nos alegramos de que los traductores posteriores hayan sacado a José del reino de la suerte.
Para el hijo de Dios la suerte no existe. Su vida está controlada, guardada y planeada por un amoroso Padre Celestial. Nada le sucede por casualidad.
Siendo esto así, es impropio que un cristiano le desee “buena suerte” a otro; tampoco debe decir “estoy de suerte”. Todas estas expresiones niegan la verdad de la providencia divina.
El mundo de los incrédulos asocia algunas cosas con la buena suerte: la pata de un conejo, el hueso del deseo, un trébol de cuatro hojas, la herradura de un caballo (¡siempre con los extremos apuntando hacia arriba para que la suerte no se escape!). La gente cruza los dedos y toca madera, como si estas acciones afectaran de manera favorable los eventos o apartaran la mala fortuna.
Estas mismas personas asocian también otras cosas con la mala suerte: un gato negro, el martes 13, pasar debajo de una escalera, el número 13 en la puerta de una habitación o sobre el piso de un edificio. Es triste pensar en todos los que viven bajo la esclavitud de estas supersticiones, una servidumbre innecesaria e infructuosa.
En Isa_65:11 Dios amenazó con castigar a aquellos de Judá que adoraban a los dioses de la suerte y la fortuna:
Pero vosotros los que dejáis a Jehová, 
Que olvidáis mi santo monte, 
Que ponéis mesa para la Fortuna,
Y suministráis libaciones para el Destino. 
No sabemos con seguridad el pecado particular que esto apunta, pero parece ser que la gente traía ofrendas a los ídolos asociados con la suerte y el azar. Dios lo aborrecía y hasta ahora lo aborrece.
Qué confianza nos da saber que no somos los juguetes impotentes del destino, del azar ciego o del giro caprichoso de imaginarios dados cósmicos. Todo en nuestra vida está planeado, lleno de significado y propósito. Para nosotros todo lo que sucede depende de nuestro Padre, no del destino; de Cristo, no de la casualidad; del amor, no de la suerte.


PRIMOGENITURA

“Esaú... por una sola comida vendió su primogenitura”
(Heb_12:16).
Ocurre con frecuencia que los hombres cambian los verdaderos valores de la vida por una gratificación momentánea de los apetitos físicos. 
Esto es lo que hizo Esaú. Venía de regreso del campo, cansado y hambriento. En aquel momento Jacob cocinaba un guiso rojo. Cuando Esaú le pidió un plato de aquel delicioso potaje, Jacob le dijo: “Sí, pero a cambio véndeme hoy tu primogenitura”.
La primogenitura era un valioso privilegio que pertenecía al hijo mayor de una familia. Era valioso porque le daba el privilegio de llegar a ser el jefe indiscutible de la familia o tribu y el derecho a una doble porción de la herencia.
Pero en ese momento, Esaú consideró que su primogenitura no tenía valor. ¿En qué puede beneficiarle una primogenitura, pensó, a un hombre muerto de hambre como yo? Su hambre parecía tan agobiante que estuvo dispuesto a dar cualquier cosa para satisfacerla. Para calmar su apetito momentáneo estuvo dispuesto a entregar algo que era de valor imperecedero. ¡Y sin más realizó el terrible negocio!
Un drama similar vuelve a presentarse casi todos los días. Por ejemplo, he aquí un hombre que ha mantenido un buen testimonio durante muchos años. Tiene el amor de una buena familia y el respeto de sus compañeros cristianos. Cuando habla, sus palabras tienen autoridad espiritual, y su servicio tiene la bendición de Dios. Es un creyente modelo.
Pero entonces surge un momento de fiera pasión. Parece como si el fuego de la tentación sexual lo consumiera. De pronto nada parece más importante que la satisfacción de este impulso físico. Está decidido a sacrificarlo todo por esa unión ilícita así que se abandona al poder del deseo.
¡Y de esta forma da el salto descabellado! Por aquel momento fugaz de pasión, cambia el honor de Dios, su propio testimonio, la estima de su familia, el respeto de sus amigos y el poder de un auténtico carácter cristiano. Como Alexander Maclaren decía, “Se abandona a sus deseos dando la espalda a la justicia; desprecia los goces de la comunión divina; oscurece su alma; termina su prosperidad; cae sobre su cabeza una catarata de calamidades por el resto de los años que le quedan y hace de su nombre y su religión un blanco para las burlas crueles de las generaciones sucesivas de mofadores”.
En las clásicas palabras de la Escritura, vende su primogenitura por un plato de lentejas.




viernes, 14 de marzo de 2014

EL SENTIDO DE LA VIDA


Grandes hombres del pensamiento y de la expresión hablada y escrita, se han preguntado acerca del misterio de la existencia. ¡Estoy!, ¡soy!, ¡luego existo!, pero ¿por qué? ¿Para qué? ¿Somos acaso el producto teórico de muchos factores ambientales condicionantes, sean de tipo biológico o psicológico? Siendo tan grande el Universo. ¿Por qué vivimos en este pequeño globo? Y entre los seres vivos ¿Por qué solo nosotros los seres humanos, tenemos el don de la palabra? El Evangelio que escribe el apóstol Juan comienza así: “En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios y el Verbo era Dios”. 

A los animales que no hablan, o los sometemos y adiestramos, o nos los comemos, siempre y en todos los casos. Sin embargo, a los seres pensantes y hablantes, nunca se les puede someter, solo temporalmente por algún loco tirano que cree que es dueño de todo y que está sobre todos; pero ninguno lo ha logrado jamás de manera absoluta. ¿Por qué? Porque somos libres, somos seres libres en última instancia. La libertad de ser hombres libres nunca le pueden matar, como dijera Viktor Frank en lo último de las libertades humanas.- La elección es la actitud personal ante un conjunto de circunstancias para decidir su propio camino.- Nadie decide por ti, la última decisión está en tu corazón y en tu boca. 

El ser humano dispone de una enorme área de libertad, pero con límites muy específicos. La capacidad de movimientos es enorme, pero las limitaciones también lo son. Creo en la capacidad del ser humano para escoger, a diferencia de otros seres vivos, podemos escoger libremente en muchas formas y direcciones, pero cada decisión, cada elección, tiene un coste y unas consecuencias, y esta verdad es un axioma que no tiene objeción. 

Las cosas, son solo el arte o la expresión de la vida con sentido. Las cosas, son todo lo que hacemos, producimos y realizamos, y es donde los seres humanos expresamos nuestras vidas. Pero la vida tiene un sentido más profundo, amplio y generoso; es triste la persona que no ama la vida. 

En el idioma griego, la palabra “Logos” tiene muchas acepciones, entre ellas, “palabra”, “verbo”, y “sentido” o “significado”. En el Evangelio se nos explica que Logos significa que Dios habla, que el único Dios verdadero creador de cielos y tierra, nuestro Creador, no está callado; Él es el único Dios pensante y hablante. Él nos ha creado con la capacidad de pensar y hablar, por eso somos hechos a su imagen y semejanza. 

“El Verbo era Dios…” y más adelante leemos… “El Verbo se hizo carne”. Aquella palabra que no entendíamos, vino a tener sentido para nosotros; así Él vino al mundo para dar significado a nuestra vida. Comprobarlo, sin verbo no hay posibilidad de comunicarnos; el Verbo vino al mundo para explicarnos el sentido de la vida. Que la vida no acaba aquí, que tiene una proyección a los espacios y tiempos abiertos sin fin. 

Todo lo que acontece y hacemos aquí en la tierra es muy importante, pero es temporal. Todo coopera para una mayor comprensión de la vida. Dios siempre tuvo una relación afectiva de amor, Él desea que nos conozcamos, que nos amemos y nos podamos explicar por medio del arte de hablar, que nos expresemos por medio del arte, la escritura, la palabra, la música, la arquitectura, la pintura y la expresión corporal. Descubrir el arte de amar, pero no amar las cosas como primer objetivo; pues eso tendría que ver con el arte de tener, y algunos tienen mucho oficio en ese arte. Yo me refiero al arte de amar, de ser, de encontrar la verdadera comunicación, el verdadero sentido de la vida. 

“La fe viene por el oír, y por el oír de la Palabra de Dios”. (San Pablo)

“La palabra que yo os he hablado, son espíritu y son vida”. (Jesucristo)

“Yo soy el camino, la verdad y la vida”. (Jesucristo)

Escrito por: Vicente
Galán

jueves, 13 de marzo de 2014

LA GLORIA VENIDERA

“Pues tengo por cierto que las aflicciones del tiempo presente no son comparables con la gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse” (Rom_8:18).


Consideradas en sí mismas, las aflicciones del tiempo presente pueden ser espantosas. Reflexiono en los horribles sufrimientos de los mártires cristianos. Pienso en lo que algunos del pueblo de Dios han tenido que soportar en los campos de concentración. ¿Qué diremos acerca de los horribles sufrimientos asociados con la guerra? ¿Los crueles desmembramientos y parálisis relacionados con los accidentes? ¿El dolor indecible de los cuerpos humanos atormentados por el cáncer u otras enfermedades? 
Y sin embargo, el sufrimiento físico tan sólo es parte de la historia. En ocasiones parece que el dolor corporal es más fácil de sobrellevar que la tortura mental. ¿No es lo que Salomón tenía en mente cuando escribió: “El ánimo del hombre soportará su enfermedad; más ¿quién soportará al ánimo angustiado?” (Pro_18:14) Están las aflicciones que vienen con la infidelidad en la relación matrimonial, con la muerte de un ser amado o con la desilusión que viene tras un sueño hecho pedazos. Nos acongojamos al ser abandonados, y al ser traicionados por un amigo cercano. A menudo nos asombramos ante la capacidad de la constitución humana para soportar los golpes, las agonías y los dolores aplastantes de la vida.
Vistas por ellas mismas, estas aflicciones son abrumadoras. Pero cuando se ven junto a la gloria venidera, sólo son pinchazos de alfiler. Pablo dice de éstas que no son: “comparables con la gloria venidera que ha de manifestarse en nosotros”. Si los sufrimientos son tan grandes, ¡cuánto más grande debe ser la gloria!
En otro pasaje, el apóstol Pablo se entrega a un delicioso estallido de imágenes espirituales cuando dice que: “esta leve tribulación momentánea produce en nosotros un cada vez más excelente y eterno peso de gloria” (2Co_4:17). Visto a gran escala, las aflicciones son peso pluma mientras que la gloria tiene un peso infinito. Si las juzgamos por el calendario, las aflicciones son momentáneas mientras que la gloria es eterna.
Cuando veamos al Salvador al final de la jornada, los sufrimientos de este tiempo presente se desvanecerán convirtiéndose en una insignificancia.

Cuando veamos a Jesús, todo habrá valido la pena.
Aun la prueba más grande, aquel día se verá pequeña.
Una mirada de su rostro amado, toda pena borrará,
Con tal de ver a Cristo, con valor el paso apretaré.

miércoles, 12 de marzo de 2014

VERDADES BIBLICAS

                      El velo en la mujer


1ª Corintios 11:1/16, LECTURA...

Antes que nada, hemos de aclarar que este pasaje, nos habla de forma general del esquema divino que Dios propone para el gobierno de Su Iglesia Universal, y como consecuencia de las iglesias locales. Es necesario enfatizar acerca de este tema y de cualquier otro, la importancia que tiene el ser muy serios y estrictos, a la hora de poner en práctica la Palabra de Dios. Puesto que podemos observar, tanto por las enseñanzas bíblicas, como por las experiencias vividas por nuestras iglesias y por las iglesias del Señor de todos los tiempos, que la mayoría de los problemas que surgen en el seno de las mismas, nacen de la falta de sujeción a La Palabra de Dios, y por la falta de rigor a la hora de ejecutarla. Dice nuestro Señor: “El que tiene mis mandamientos, y los guarda, ese es el que me ama; ... El que me ama, mi palabra guardara; ... El que no me ama, no guarda mis palabras; ...”, Juan 14:21/24.


Podemos estar seguros, que la mayoría de los problemas que surgen en las iglesias, se solucionarían, aceptando y sujetándonos a la Palabra del Señor, entendiendo y aceptando igualmente, que esta es sencilla y literal, porque en la práctica eclesial, la mayoría de los problemas, o cuestiones problemáticas se solucionan, en base a la sujeción de La Palabra.         


Con relación al esquema que Dios propone y desea para su Iglesia, en cuanto a la aplicación y al desarrollo de la autoridad espiritual, diremos que lo encontramos claramente definido en los versículos 3/5, de este capítulo 11 de 1ª Corintios, es decir: primero es Dios, segundo es Cristo, tercero el hombre, cuarto la mujer, lo cual a su vez debe encajar con el esquema general de autoridad espiritual que encontramos en La Palabra del Señor: Primero Dios, en segundo lugar el Magisterio apostólico, en tercer lugar el E.S., y en cuarto lugar el cuerpo de pastores. Bíblicamente, La Palabra de Dios lo expresa de la forma siguiente, “Dios es la cabeza de Cristo, Cristo es la cabeza del hombre, y el hombre es la cabeza de la mujer”. 


Entendemos que este es un tema difícil y complicado de tratar, por causa fundamentalmente de las influencias de la sociedad en que nos desenvolvemos. Quizás para nosotros los hijos de Dios debería ser un poco más fácil, por cuanto tenemos la ayuda de la revelación escrita en La Palabra de Dios, que nos puede guiar si así lo deseamos a encontrar la solución a cualquier conflicto que se nos pudiera plantear en el desarrollo de nuestras vidas, en cuanto a las relaciones hombre – mujer, que con relación a ese esquema, son las que producen más conflictos, sea cual sea el contexto en que nos movamos, sean cuales sean las corrientes de pensamiento que circulen por la sociedad, o sean cual sean las presiones a que seamos sometidos.


Debemos recordar siempre, que la base doctrinal por la cual nos identificamos, se ajustan a las claras enseñanzas de la Biblia, interpretadas según una exégesis histórico-gramatical y literal, y no admitimos otra fuente de autoridad espiritual o eclesiástica sobre cuestiones de fe o vida cristiana. Pero claro para beneficiarse de esto, al igual que ocurre con la salvación del alma, el hombre debe despojarse de la vanidad de sus pensamientos y razonamientos, permitiendo dejar hablar a Dios y acercándose con sencillez a la maestría de Su Palabra.


Por otra parte, para comprender todo esto que estamos diciendo y que vamos a exponer, debemos aceptar sin prejuicios, que con relación al esquema divino, la actitud de Dios hacia el ser humano no ha variado nunca en lo mas mínimo a lo largo del tiempo. Que cuando Él crea al hombre, crea dos personas distintas, al mismo nivel, con las diferencias y funciones diferentes que creyó oportunas y les pareció buenas, y que Él nos creo para Él.


También, y desde la óptica de un hijo de Dios, para comprender bien este tema, debemos conocer e investigar cual fue el origen del problema, debemos tener en cuenta, que independientemente de los diferentes pactos, periodos o dispensaciones definidas en la Biblia, que determinan las relaciones entre Dios y los hombres, y entre los seres humanos entre si, es decir, tanto en sentido vertical como horizontal, igualmente, existen dos tiempos diferentes y perfectamente definidos en cuanto a las relaciones, en el plano horizontal, es decir al mismo nivel, entre los dos sexos, entre el hombre y la mujer en la Historia de la Humanidad. Un tiempo seria antes de la caída en el pecado y otro después de la caída, hecho que como veremos condicionara radicalmente las relaciones entre la pareja humana.

 

Para entender mejor lo que estamos diciendo debemos leer los pasajes correspondientes de La Palabra de Dios, Génesis 1, 2 y 3, LECTURA... .

 

Antes de seguir debemos hacer, una doble e importante puntualización:                                                                                           

 

En primer lugar, dejar claro, tal y como se observa por esos pasajes, que cuando Dios crea al ser humano crea a una pareja, a una sociedad formada por dos seres semejantes pero con diferencias sustanciales, tanto en sus cualidades morales como en sus funciones puramente fisiológicas, las cuales evidentemente desde el principio afectan a sus comportamientos y relaciones horizontales, con unos objetivos concretos pensados y determinados por Su Creador. En cualquier caso eran dos seres moralmente libres, jerárquicamente al mismo nivel, creados para el gozo de Dios y para enseñorearse de la Tierra y de creación. En esta relación no existía el conocimiento del dolor.                                                          

 

En segundo lugar, que las relaciones entre la pareja, sufren un giro radical por causa del conocimiento del pecado, donde la relación  afectuosa y el respeto mutuo de dos seres al mismo nivel, se tornan mas bien en una relación de conveniencia donde se impone la capacidad de poder. Situación que se ira agravando con el paso del tiempo conforme el pecado se va enseñoreando de la raza caída. No obstante siguen siendo dos seres moralmente libres, aunque los niveles jerárquicos se tambalean y desequilibran según el caso.

 

Veamos las características de cada uno de estos dos periodos y las diferencias fundamentales de cada uno de ellos.

 

.- Características del periodo anterior a la caída en el pecado. Si analizamos algunos de los versículos que anteriormente leímos de los capítulos 1, 2 y 3 de Génesis, encontraremos en ellos cual era la verdadera intención que Dios albergaba y aun alberga para el hombre y la mujer al crearlos. Leamos Génesis 1:26/29, LECTURA... .

 

Por la lectura de esos versículos, Dios nos informa que creo al hombre como raza, varón y hembra, una humanidad con dos personalidades totalmente distintas, con funciones distintas y sin dar mayor valor a una que a otra, quiero hacer hincapié en esto ultimo, por aquello de la liberación de la mujer. En absoluto crea a criaturas con otra naturaleza distinta a esto, tales como hermafroditas o cosas semejantes, tal y como alguna, mente desvariada o poco instruida en el conocimiento del Señor, haya podido sugerir. Así que Dios crea al hombre y a la mujer jerárquicamente iguales, es decir en un mismo plano, con los mismos derechos, con la misma dignidad y con el mismo valor para Él, pero también con características distintas según le pareció a El bien.

 

El esquema que Dios propone al hombre, no obedece a ningún sentimiento parcialista de parte de nuestro Señor de hacer prevalecer a uno de los dos sexos en prejuicio del otro, ya que cuando Dios crea a la raza humana, crea a dos seres perfectos, sanos y felices, sino porque obedece a un deseo de parte de Dios de contrarrestar en lo posible los efectos del pecado en el hombre como raza, El es omnisciente y misericordioso y sabe lo que mas conviene al ser humano, que lo malo que hoy observamos con relación a las relaciones hombre y mujer, es el resultado del pecado, por culpa del cual, la mujer ha sido afectada física y psicológicamente de una forma y el hombre de otra, los dos sufren, pero en cualquier caso la mujer es siempre la mas perjudicada, es por esta razón que Dios quiere proteger a la mujer quitándole relevancia en el marco publico donde ella sufre mas y ordena ahora que el hombre de la cara sufriendo las inclemencias de la vida. Ahora en el orden propuesto por Dios le toca al hombre masculino tomar la responsabilidad y proteger a la mujer, ya que en aquella ocasión no lo hizo siendo cobarde y dejándose seducir.

 

Debemos entender, que Dios, como nos ama y desea nuestra felicidad, nos da unas normas y mandamientos para guardarnos, para que podamos llegar a ser personas sanas y felices, Éxodo 15:26, LECTURA... . Debemos aprender y entender que el aceptarlas representa salud y paz, y que estas diferenciaciones las propone el Señor, y no el hombre, para el beneficio de la raza humana.

 

1ª Corintios 11:3, LECTURA...  En este orden establecido, no ha de observase una actitud “servil”, en el sentido peyorativo de la palabra, hacia cada uno de los hipotéticos escalones, aunque sin ningún complejo, podemos afirmar que sí de servicio, el mismo Señor Jesucristo, dijo en referencia a su persona, “Porque el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir y dar su vida...”.

 

Lo que debemos y podemos observar, es una firme voluntad y un inmenso deseo, tanto de Cristo como de todo hombre, varón o mujer convertido, de encajar completamente tanto en la voluntad, como en el esquema del Reino de Dios Padre.

 

“El varón es la cabeza de la mujer”, lo que nos esta diciendo que tenemos que observar, es que de la misma forma, y valga la expresión, voluntaria, consciente y viril, que Cristo su sujeta a la voluntad de su Padre, a Dios, de la misma forma el creyente hombre o mujer, debe sujetarse a Cristo, y en el esquema que Él establece para ambos. Recordemos las palabras del Señor,  “Separados de mi nada podéis hacer”,Juan 15:5.

 

Es exclusivamente, en esta línea, que el apóstol, señala que, “el varón, (el marido), es la cabeza de la mujer”. En cualquier caso y sobre todas las cosas, lo que sí debe quedar claro, es que en todos los tiempos, y así lo recuerda el apóstol Pablo, todos los miembros de Cristo, somos coherederos de la gracia de Dios, de la vida eterna, todos están al mismo nivel, todos tienen a Dios por Señor y Padre, y esto es así para todo creyente sea varón, sea mujer. Así que la jerarquía o subordinación de la mujer al hombre debe entenderse en su contexto, porque es parte y cuestión fundamental en el orden que el propio Dios ha establecido, para asegurar el correcto desarrollo de las relaciones entre el hombre y la mujer y la vida de las iglesias del Señor.

 

1ª Corintios 11:4/5, LECTURA... ¿Por qué afrenta el varón su cabeza si se cubre?, y la segunda, ¿ por qué la mujer afrenta su cabeza si no se cubre?. Para entender mejor, el por que, de estas dos preguntas, creo interesante, hacer un par de observaciones, que pienso contestaran en parte las cuestiones:

 

En primer lugar, debemos entender, que cuando Pablo habla de profetizar, se esta refiriendo a la actividad que puede desempeñar, o a la capacidad espiritual que tiene todo hijo o hija de Dios, en referencia a la predicación del Evangelio, de una forma inteligible, inteligente y constante, evidentemente al nivel que Dios proponga para cada una de sus vidas, y en la línea que El dictamine, sea en la enseñanza, en el ánimo o en aliento.  

 

En segundo lugar, entendemos por el hecho de cubrirse, la acción de ponerse un velo, en ningún caso debemos ver en dicha acción otro sentido, que el que venimos enseñando, la aceptación del esquema divino, es en este sentido, en que encaja dicha acción. Por supuesto, no es ninguna moda, ni ninguna señal de esclavitud o cosa semejante, tal y como veremos mas adelante. Este hecho, debemos volver a contemplarlo dentro del esquema y orden que Dios propone y manda para sus iglesias, no debemos observarlo exclusivamente como “reglas para la mujer”, sino que tal y como hemos venido aclarando, el varón también debe ser defensor de este esquema, “todo varón que ora o profetiza con la cabeza cubierta, afrenta su cabeza”.

 

Por lo tanto, y con relación a aquellas preguntas, diremos, que el creyente varón que ora o predica La Palabra con la cabeza cubierta, es como si no reconociera a Jesucristo como su cabeza, como si no reconociera la autoridad del Señor ni el sometimiento al cual se debe con relación a su persona, constituyendo un acto de enorme irreverencia, no honrando la responsabilidad, ni asumiendo la autoridad que el Señor ha delegado en el. Pablo esta diciendo y afirmando que Jesucristo es cabeza de todo varón, quiere decir que todo hombre en Cristo esta sujeto a Él a su señorío y autoridad, de manera que el cubrir su cabeza, seria como cubrir a su Señor, seria como borrar el signo de la autoridad espiritual de Cristo en su vida, lo cual lo señala y denomina el apóstol Pablo, como una afrenta.

 

Igualmente, con relación al velo, y en la misma línea de pensamiento, con relación a la pregunta, ¿por qué la mujer afrenta su cabeza si no se cubre?, el apóstol Pablo, enseñara en ese sentido, que la mujer que profetiza u ora con la cabeza descubierta, afrenta su cabeza, es decir, en este caso al hombre, porque viene a decir que no reconoce el esquema de gobierno establecido y señalado por Dios para su Iglesia, que no reconoce la autoridad que Dios ha otorgado al hombre y que no esta dispuesta a someterse a ella, o lo que es lo mismo, al esquema divino.

 

Por otra parte, y conociendo el contexto social en que se situaba la carta a los corintios, el apóstol, introduce un matiz muy interesante, “ ... porque lo mismo es que si se hubiese rapado”. ¿Por que dirá esto el apóstol?, pues muy sencillo, porque solo las prostitutas y mujeres de mala fama iban con la cabeza descubierta en publico, y únicamente las esclavas iban rapadas. Es por esa razón, que Pablo consecuentemente, determina, que una mujer cristiana, cuando toma cierto protagonismo, es decir ora o profetiza, debe cubrirse aceptando el esquema divino, o de lo contrario debería raparse, como diciendo, seria mejor parecer una esclava que no parecer una prostituta.

 

En cualquier caso, somos conscientes de que el velo provoca muchos sentimientos encontrados, muchos conflictos, por causa de malos entendimientos y prejuicios, de parte nuestra y de los demás. Deseo hacer énfasis, en este tema, ya que es un tema importante, y que debido en muchos casos a la falta de rigor y seriedad en la puesta en practica de estas enseñanzas, en multitud de congregaciones, se ha llegado a hacer una grotesca caricatura de esta doctrina, en algunos casos ridiculizando estas enseñanzas y en otros llegando a extremos totalmente opuestos, hasta el punto de limitar incomprensiblemente la actividad espiritual de las mujeres en las iglesias, de miembros del cuerpo de Cristo de pleno derecho.

 

En el caso de los versículos que nos ocupan, podemos imaginar la problemática que puede derivarse de no sujetarnos con rigor a lo que nos ordena La Palabra de Dios, la cantidad de  errores doctrinales y divisiones que pueden provocarse. Y si además a esto, le añadimos fundamentos sacados de otros versículos, igualmente sacados de contexto, podemos imaginarnos fácilmente, por que en algunas iglesias, las hermanas están tan limitadas, evidentemente, no porque este sea su deseo ni el del Señor, sino porque literalmente castran injustamente, su libertad en Cristo, para manifestarse como cualquier otro hijo de Dios de pleno derecho. Por ejemplo utilizar versículos como los siguientes para fundamentar erróneas enseñanzas, 1ª Corintios 14:34/35, 1ª Timoteo 2:11/12, LECTURA... .

 

Por lo tanto, debemos entender que las enseñanzas que estamos impartiendo, no vienen a limitar la libertad espiritual que en Cristo tienen las mujeres convertidas, sino que van en el sentido, de favorecer y salvaguardar el crecimiento espiritual de las mismas, en beneficio de estas y del resto de la iglesia, no puede ser de otra manera, somos un solo cuerpo. De manera que la mujer tiene libertad plena para participar en el culto, al igual que el hombre, siempre que observen, y hago referencia a los dos, correctamente el esquema de gobierno propuesto por Dios. Así que, para lo único que el Señor limita a la mujer, es para la manifestación de autoridad o gobierno en la iglesia.

 

Por lo tanto, no existe razón bíblica, para que en muchas iglesias, las hermanas estén tan limitadas en su actividad espiritual, salvo por causa de una mala aplicación de las enseñanzas bíblicas, exclusivamente por causa de obviar las más elementales normas de interpretación bíblicas, solo así, se puede interpretar limitar, en lugar de orden.

 

De manera que, no debemos descuidar este asunto en lo mas mínimo, no solo por amor a las hermanas en Cristo, sino porque si queremos ser eficaces y hacer bien la labor que el Señor nos ha dejado encomendada, no olvidemos, ni ignoremos, que las iglesias que no reconocen el ministerio de las hermanas, no solo no crecen espiritualmente, sino que anulan como mínimo a mas del 50% del potencial espiritual de la iglesia, de manera que llegaran a estancarse por cuanto están mutilando el cuerpo de Cristo.

 

Además, el apóstol pablo, cuando dice, “La mujer que ora o profetiza...”, esta haciendo alusión a una acción que se esta haciendo, que se esta practicando, de manera que el habla de la forma en que debe hacerse, nunca de que no se haga. Leamos Hechos 1:14, LECTURA... .

 

Para concluir, diremos, que lo único que no puede hacer la mujer en la iglesia, es predicar, enseñar o dirigir a la congregación, ello implicaría autoridad o dominio, por lo tanto, en línea con la voluntad del Señor, si Dios no limita a la mujer, ¿por que, nosotros nos atrevemos a hacerlo?, ¿con que autoridad lo hacemos?. Nuestro Señor, exclusivamente se limita a protegerla, estableciendo para ello un orden, en el cual ella no debe manifestar autoridad ni preponderancia en la iglesia, ir mas allá de estas enseñanzas, no solo seria un abuso improcedente de la autoridad que le ha sido delegada, por parte del hombre, sino ir en contra de la voluntad de Dios.

 

Importancia que tiene el velo en el culto cristiano, especialmente, para la mujer.

 

1ª Corintios 11:6/7, LECTURA... Lo primero que debemos hacer, es abandonar cualquier prejuicio o complejo, proveniente de nuestra cultura, de nuestra antigua naturaleza, o de cualquier norma o conducta social del entorno que conozcamos. Porque si bien es verdad y en cierta manera humano, que en muchas asambleas y congregaciones de hermanos, existen prejuicios para observar estas enseñanzas, por causa de las connotaciones sociales que puede tener, ya sea para nuestra sociedad o para otras conocidas, no por ello podemos decir que esa conducta sea correcta, porque debemos recordar, que el que cuando las mujeres, oran o profetizan en la asamblea, se cubran la cabeza con un velo, es lo que manda La Palabra de Dios.

 

Es mas, ante cualquier duda o complejo, recordemos Cristo en su primera venida, restableció a la mujer con relación al hombre y a su actividad en la iglesia, tanto en respeto como en dignidad. La tan “llevada y traída” lucha de sexos, debe quedarse bien fuera del entorno de nuestras iglesias, donde sobre todas las cosas deben predominar el amor, el respeto, la valoración y la consideración, hacia el hermano o la hermana, porque insisto, no olvidemos que en cada uno de ellos independientemente del sexo debemos contemplar la sangre de Cristo. Si la contemplamos, los problemas serán menores.

 

Y aunque en muchas culturas de nuestro entorno, es verdad que el velo o la cubierta, es señal de esclavitud, de sometimiento total de la mujer al sexo masculino, en el esquema de Dios, enseñado por Su Palabra, tiene un significado totalmente diferente. Para un creyente, el velo, no solo no es señal de esclavitud, sino que es un símbolo precioso de su liberación en Cristo. Liberación que en otros ámbitos de la sociedad, le es negada y robada, y por tal razón tiene que luchar y pelear por conseguirla. En las iglesias del Señor no es necesario esa guerra, Dios ha establecido un orden perfecto en el que cada miembro puede desarrollarse con plenitud y sin necesidad de rivalidades fratricidas, ¿es necesario tener que recordar que el hombre y la mujer creyentes, son hermanos en la fe?.

 

Así que el origen de la enseñanza acerca del velo que dan los apóstoles, en este caso Pablo, debemos de volver a contemplarlo en el Génesis, en lo que allí aconteció y en las consecuencias de aquello. Y no debemos restarle en lo mas mínimo la importancia que esta tiene, porque el acatar de buen grado esta señal de autoridad, lo que manifiesta claramente, es si deseamos ser obedientes o no a la voluntad del Señor. Evidentemente esto no quiere decir que si las hermanas se cubren es que somos obedientes y si no lo hacen es que no lo somos. Lo que quiero decir, es que si acatamos esta enseñanza de buena gana, buscando el hacer la voluntad de Dios y sometiéndonos a la guía de La Palabra de Dios, es señal de que nuestra conversión es verdadera y que queremos y deseamos cambiar de vida, y que esta, sea siempre gobernada y dirigida por el E.S., y que La Palabra sea la única norma y guía de nuestra fe.

 

Me gustaría que leyésemos algunos pasajes que nos haga meditar en esto que os estoy diciendo, Lucas 6:46/49, Mateo 7:21/23, 1ª Corintios 11:4/6, LECTURA... . ¿Por que leo estos pasajes?, pues porque como veis hermanos hay pasajes, que a pesar de su seriedad y trascendencia, no tenemos ningún inconveniente en aceptarlos tal y como son, e incluso muchas veces lo usamos para argumentar con contundencia cuando somos sometidos a presiones externas, entonces, ¿por qué en cambio con el que tenemos entre manos hay tanta polémica?, ¿cuáles son las causas de tanto problema y tanta división de opiniones, que incluso ha llevado a rupturas de iglesias?, ¿por qué es uno de los temas que levanta mas ampollas en la doctrina bíblica?, ¿ será quizás, porque esta enseñanza tiene mas importancia de la que realmente los que no quieren sujetarse a ella le otorgan?.

 

Veamos algunos de los posibles motivos por los que los detractores de esta norma divina, se oponen a su ejercicio y enseñanza.

 

a) Ya hemos dicho que el velo es una señal de autoridad sobre la cabeza de la mujer, que si se entiende correctamente dará la paz y el gozo que solo la libertad en Cristo puede traer a un alma redimida. Es una cuestión que no debe ser difícil de entender, ya que no indica ni “sumisión” ni una actitud “servil”, respecto del hombre, sino a la “autoridad espiritual otorgada por el Señor”, de ministrar La Palabra de Dios, que ejerce el hombre en la iglesia del Señor. De tal manera que aunque la cobertura de la cabeza por el velo, en la mujer, es símbolo de su libertad en Cristo, también lo es de su sometimiento a la voluntad de Dios, expresada por su Palabra. Quizás esto ultimo es lo que sí puede ser un problema de fondo y muy grave para los detractores de esta doctrina.

 

b) Como hemos visto hasta aquí, Dios es un Dios de orden, y Este ha establecido un esquema de autoridad como norma de comportamiento para sus iglesias, donde la “autoridad” de la Palabra de Dios, y el “ ministerio” de la misma lo desarrollan los hermanos varones que el Señor y el E.S. hayan levantado y capacitado para ese menester. De manera que la mujer en Cristo, que es la gloria del hombre, se sujeta al que esta sujeto y recibe su respeto, cariño, cuidados y protección. La clave consiste, en que en ninguna iglesia que haya falta de autoridad, bien entendida esta, prevalece el señorío de Cristo. De tal manera que los problemas que han surgido a lo largo de la historia de las distintas iglesias, por causa del velo, en el fondo siempre han encerrado un problema de autoridad.

 

Si no, juzgad por vosotros mismos, las hermanas que en nuestras reuniones ha querido de todo corazón “cubrirse en el Señor”, jamás han promovido problemas doctrinales, ni de autoridad, ni morales. Los problemas desgraciadamente han venido promovidos por aquellas hermanas que no han deseado “cubrirse”. Así que, el que una hermana ore, cante, profetice, recite o informe, observando la voluntad de Dios, jamás podrá traer deterioro de la sana doctrina, de la misma manera que será en un hermano. Hechos 2:42, LECTURA... .

 

c) Quizás también, uno de los motivos que nos puede llevar a polemizar, es la influencia mundana de la sociedad, en nuestras iglesias. Como sabemos la sociedad machista en que vivimos, ha provocado una reacción en el sexo opuesto y que el movimiento feminista, no menos irracional que el anterior, exclame en pro de la igualdad total de los sexos en todos los sentidos, sin reparar quizás por la lamentable anterior situación, en las posibles consecuencias que eso supone. De manera que si esta sociedad exclama, ¡los hombres y las mujeres somos iguales!..., entonces les parece también licito y además progresista a algunas congregaciones, exclamar, ¡fuera el velo!. Pero esto es un error, porque, ¿qué dice La Palabra de Dios?, “que la mujer ore o profetice con la cabeza cubierta”. Recordando que Dios es el mismo ayer, hoy y por siempre, independientemente de los movimientos o corrientes sociales.

 

d) También esta el miedo al que dirán, de la familia, las amistades del mundo, los compañeros de trabajo, etc.. ¿Me tomaran por una fanática o fanático religiosa o religioso?. ¡Cuánto nos afecta lo que puedan pensar de nosotros los inconversos del mundo!, y ¡cuan poco les importa nuestra fe!, y esto no me parecería importante él tenérselos en cuenta, si no fuera porque lo que les trae sin cuidado, es la bendita persona de nuestro Salvador, y cuando se acuerdan de Él, en la mayoría de los casos es para menospreciarle, restarle gloria, e incluso ridiculizarle. Por eso hermanos, que me toman por un fanático de Cristo y sus enseñanzas, pues que me tomen por tal, ¿es que no lo soy?. ¡Ojalá así nos tomaran mas a menudo!, seria sin duda una buena e inmejorable señal, de que el fuego del Evangelio esta vivo en nuestras asambleas.

 

Lo que es lamentable, es que nos veamos afectados por los juicios del mundo y que nos avergoncemos de las enseñanzas de La Palabra de Dios, cuando nosotros estamos llamados, junto con Cristo, a juzgar y a gobernar a las naciones, y cuando El mismo, no se avergüenza de llamarnos y darnos el titulo de hermanos. Hebreos 2:11/13, LECTURA... .

 

.- Por lo tanto y para concluir en parte, acerca de este tema, diremos, que el velo es por una parte, un símbolo externo de una actitud interna la cual consiste en el deseo de todo corazón, de obedecer a la voluntad y deseos de Dios en el orden establecido por Él, y por otra parte es el símbolo que da a la mujer en Cristo la libertad para desarrollarse espiritualmente, como cualquier otro miembro de Su cuerpo que es la Iglesia. Símbolo como también lo son el bautismo, o el pan, o el vino, cada uno en su debida dimensión.

 

El velo no es una imposición sin sentido que debemos acatar sin entender, recordemos La Palabra de Dios nos enseña que una fe sin entendimiento es fanatismo, aunque también nos enseñe que el entendimiento sin fe es puro raciocinio. Tampoco es una moda, recordemos que Dios es el mismo por todos los siglos, y su voluntad permanece invariable a través del tiempo. Y por supuesto no es un elemento decorativo o de adorno, como decíamos antes es una señal del orden que Dios desea en sus iglesias, de manera que así debe ser tratado y considerado. Así que la mujer lleve con conocimiento, orgullo y dignidad el velo de su liberación en Cristo, como lo que es, una señal de autoridad impuesta por Dios, dentro del orden que Él ha establecido, y el varón lo respete y acepte de la misma manera, esta es la voluntad del Señor.

Quizás, seria bueno además, recordar y tener siempre presentes las palabras que el apóstol Pedro nos dirige, acerca del conocimiento y la sabiduría de Dios, 2ª Pedro 3:15/17, LECTURA... .

 

1ª Corintios 11:16, LECTURA... El apóstol cierra este ciclo de versículos, con una declaración que aunque a nuestro entender es bastante sencilla y fácil de dilucidar, si seguimos el hilo del pensamiento que hasta el momento ha expuesto el apóstol, sin embargo, algunos ha pretendido observar una salida o excusa, para no sentirse obligados a someterse a las enseñanzas que hemos expuesto. Analicemos brevemente, que quiere decir Pablo, conque, “si alguno quiere ser contencioso, nosotros y las iglesias del Señor, no tenemos tal costumbre”.

 

¿Habrá querido decir el apóstol, que todo lo que ha estado exponiendo acerca del orden establecido por Dios para sus iglesias, no tiene tanta importancia como para defender, pelear, batallar, en definitiva, luchar por ello, que es el verdadero sentido y significado de la palabra contender?.

 

¿Pudiera ser, que esta, la de cubrirse la cabeza con el velo, fuese una manía de Pablo, que ello no fuese un símbolo, un signo externo divinamente propuesto por Dios, para manifestar la vida espiritual interna, no solo de las hermanas de la iglesia, sino de la iglesia misma?, ¿sería posible que en aquella época, las hermanas no tuviesen la costumbre de cubrirse para manifestar su fe en las asambleas?. ¿Podríamos interpretar, que las enseñanzas apostólicas, tienen carácter optativo, y que podemos aceptarlas o no, según nos parezca conveniente, o nos convenga?.

 

Evidentemente que no, a estas preguntas, tendríamos que contestar con un contundente, ¡no!. Lo que el apóstol nos esta transmitiendo, al igual que siempre, es una enseñanza muchísimo más profunda que todo eso, no olvidemos la cantidad de tinta y papel que hasta el momento ha gastado, para transmitir estas enseñanzas doctrinales, como para que al final pudiéramos concluir con un simple, “en cualquier caso no os preocupéis ni luchéis por ello no tiene la mas mínima importancia”.

 

Personalmente, entiendo, que la interpretación acertada, como no puede ser de otra forma, tendrá que estar en consonancia con todo lo expuesto hasta el momento, es decir, este, “nosotros no tenemos la costumbre de ser contenciosos”, tiene que ver, que con relación a las enseñanzas apostólicas, no tenemos costumbre de polemizar ni discutir, sino que las aceptamos de buena gana, ya que son enseñanzas del Señor, de hecho, si Pablo alaba a los hermanos de Corinto, es porque guardaban estas enseñanzas.

 

También interpretamos, que estas enseñanzas, no son para polemizar, sino para edificación por el discernimiento espiritual, ahí tampoco polemizamos, sino que acatamos la autoridad espiritual de las enseñanzas apostólicas, y la delgada en los siervos de Dios. Acordaos, La Palabra, no nos ha sido dada para polemizar, sino para vida y crecimiento espiritual, leamos estos versículos, Romanos 14:1, 2ª Timoteo 2:14, LECTURA... .

 

No obstante, tampoco quiere decir este versículo, que por tal de no “discutir”, en el sentido de enfrentarnos a hermanos que andan desordenadamente, no debamos contender o luchar hasta donde sea cristianamente razonable, por mantener las sanas doctrinas recogidas en La Palabra del Señor, acordémonos de lo expuesto en Judas 3, LECTURA... .  


 

martes, 11 de marzo de 2014

LA VERDAD DE DIOS

“En el principio Dios...”
(Gen_1:1).
Si separamos las primeras cuatro palabras de Gen_1:1 del resto del versículo, se forma una especie de lema para todo aspecto de la vida: “Dios primero”. El primer mandamiento nos sugiere también este lema: “No tendrás dioses ajenos delante de mí”. Nadie ni nada debe tomar el lugar del Dios vivo y verdadero.
Esto se ilustra con la historia de Elías y la viuda a quien sólo quedaba un poco de harina y aceite suficiente para hacer una última pieza de pan para ella y su hijo (1Re_17:12). Sorprendentemente Elías dijo: “hazme a mí primero de ello una pequeña torta cocida”. Aunque esto pudiera sonar como egoísmo imperdonable, en realidad no lo era. Elías era un representante de Dios. Lo que estaba diciendo era: “Pon a Dios en primer lugar y las cosas necesarias para la vida nunca te faltarán”.

Siglos más tarde el Señor Jesús enseñaba lo mismo sobre el Monte: “Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas” (Mat_6:33). La prioridad central de la vida es el reino de Dios y Su justicia.
De nuevo, el Salvador afirmó Su declaración en Luc_14:26, “Si alguno viene a mí, y no aborrece a su padre, y madre, y mujer, e hijos, y hermanos, y hermanas, y aun también su propia vida, no puede ser mi discípulo”. Cristo debe tener el primer lugar.

Pero ¿cómo ponemos a Dios primero? Tenemos una familia a la que cuidar. Tenemos un empleo en el cual pensar. Tenemos un sinfín de tareas que claman pidiendo nuestro tiempo y recursos. Ponemos a Dios primero amándole con un amor tal que en comparación, todos los demás amores parecen aborrecimiento. Usando todas las cosas materiales como algo que él ha dejado a nuestro cargo, reteniendo sólo las cosas útiles en relación a Su reino. Dando la máxima prioridad a los asuntos de consecuencia eterna, recordando que a veces lo bueno puede convertirse en enemigo de lo mejor.

Los mejores intereses del hombre se encuentran en una buena relación con Dios. Hay buena relación cuando se le da a Dios el primer lugar. Pero poner a Dios primero no significa no tener problemas, de hecho los tendremos, pero encontraremos realización en la vida. Pero el poner a Dios en segundo lugar significa no tener más que problemas, y una existencia miserable.



lunes, 10 de marzo de 2014

SALMO 84

Anhelo por la casa de Dios
  ¡Cuán amables son tus moradas, oh Jehová de los ejércitos! 
Sal 84:2  Anhela mi alma y aun ardientemente desea los atrios de Jehová; 
 Mi corazón y mi carne cantan al Dios vivo. 
Sal 84:3  Aun el gorrión halla casa, 
 Y la golondrina nido para sí, donde ponga sus polluelos, 
 Cerca de tus altares, oh Jehová de los ejércitos, 
 Rey mío, y Dios mío. 
Sal 84:4  Bienaventurados los que habitan en tu casa; 
 Perpetuamente te alabarán. Selah 
Sal 84:5  Bienaventurado el hombre que tiene en ti sus fuerzas, 
 En cuyo corazón están tus caminos. 
Sal 84:6  Atravesando el valle de lágrimas lo cambian en fuente, 
 Cuando la lluvia llena los estanques. 
Sal 84:7  Irán de poder en poder; 
 Verán a Dios en Sion. 
Sal 84:8  Jehová Dios de los ejércitos, oye mi oración; 
 Escucha, oh Dios de Jacob. Selah 
Sal 84:9  Mira, oh Dios, escudo nuestro, 
 Y pon los ojos en el rostro de tu ungido. 
Sal 84:10  Porque mejor es un día en tus atrios que mil fuera de ellos. 
 Escogería antes estar a la puerta de la casa de mi Dios, 
 Que habitar en las moradas de maldad. 
Sal 84:11  Porque sol y escudo es Jehová Dios; 
 Gracia y gloria dará Jehová. 
 No quitará el bien a los que andan en integridad. 
Sal 84:12  Jehová de los ejércitos, 
 Dichoso el hombre que en ti confía. 

BUENOS OIDORES

“Mirad, pues, cómo oís”
(Luc_8:18).


En la vida cristiana debemos cuidar no sólo qué oímos sino también cómo oímos.
Es posible oír la Palabra de Dios con una actitud de indiferencia. Podemos leer la Biblia como si leyéramos cualquier otro libro, aparentemente despreocupados de que sea el Dios Todopoderoso quien nos habla por medio de ella.
Podemos oír con una actitud crítica. Colocamos al intelecto humano por encima de las Escrituras. Juzgamos a la Biblia en lugar de permitir que ella sea la que nos juzgue.

Podemos oír con una actitud rebelde. Cuando leemos aquellas porciones que tratan de las sobrias demandas del discipulado o de la sujeción de la mujer y la necesidad de que se cubra la cabeza, nos enfurecemos y nos negamos por completo a obedecer.

Podemos ser oidores olvidadizos, como el hombre a quien se refiere el libro de Santiago: “que considera en un espejo su rostro natural. Porque él se considera a sí mismo, y se va, y luego olvida cómo era”  ( Santiago 1:23-24).

Quizá la clase más común es la de los oyentes apáticos. éstos oyen tanto la Palabra de Dios que se vuelven insensibles. Escuchan los sermones de una manera tan mecánica y rutinaria que no pueden dejar de bostezar. Están hastiados de escuchar. Su actitud es: “¿Qué puedes decirme que no haya oído ya?”
Cuanto más escuchamos la Palabra de Dios sin obedecer lo que oímos, nos ensordecemos más y más. Si nos negamos a escuchar, terminaremos perdiendo la capacidad de oír.

La mejor manera de oír es hacerlo con toda seriedad y reverencia, determinados a obedecer de todo corazón, aun si nadie más lo hace. El hombre sabio es aquel que no sólo escucha sino que practica lo que oye. Dios está buscando hombres que tiemblen a Su Palabra (Isa_66:2).

Pablo elogia a los tesalonicenses porque cuando oyeron la Palabra de Dios, no la recibieron: “como palabra de hombres, sino según es en verdad, la Palabra de Dios” (1Te_2:13). Seamos, pues, cuidadosos de cómo oímos.

viernes, 7 de marzo de 2014

REFLEXION CRISTIANA



“El viento sopla de donde quiere”
(Jua_3:8).
El espíritu de Dios es soberano y se mueve como le agrada. Tratamos de hacerlo encajar en algún molde en particular, pero nuestros intentos se frustran invariablemente.
La mayoría de los tipos del Espíritu Santo son fluidos: viento, fuego, aceite y agua. Intentemos sujetarlos en nuestras manos y veremos que siempre tendrán una manera de decirnos: “No me puedes limitar”.

El Espíritu Santo jamás hará algo que esté moralmente mal, pero en otras áreas se reserva el derecho de actuar de manera excepcional y poco convencional. Por ejemplo, aunque es verdad que Dios ha dado al varón el lugar de liderazgo, no podemos decir que el Espíritu Santo no puede levantar a una Débora para guiar al pueblo de Dios si no hay varones espirituales, si él así lo desea.

En días de decadencia, el Espíritu permite conductas que de ordinario se considerarían prohibidas. Así fue que a David y a sus hombres se les concedió comer del pan de la proposición, que estaba reservado exclusivamente para los sacerdotes. Los discípulos fueron justificados al arrancar trigo en un día de reposo.
Algunos afirman que en el Libro de los Hchhos hay un modelo definido y predecible de evangelización, pero el único modelo que puedo ver es la soberanía del Espíritu Santo.

Los apóstoles no siguieron un libro de texto sino la dirección de Dios, que con frecuencia era diferente a lo que el sentido común les pudo haber dictado. 
A modo de ilustración, vemos como el Espíritu hizo que Felipe dejara un exitoso avivamiento en Samaria para ir a testificar a un eunuco solitario de Etiopía que iba de camino a Gaza.

En nuestros días, debemos guardarnos de dictarle al Espíritu Santo lo que puede y no puede hacer. Sabemos que nunca hará nada que sea pecaminoso, pero en otras áreas podemos contar con que obrará de manera extraordinaria. No está limitado a ciertos métodos ni atado a nuestras maneras tradicionales de hacer las cosas. Sabe cómo protestar contra el formalismo, ritualismo y falta de vida, haciendo surgir nuevos movimientos con santidad y poder vivificante. Por lo tanto, debemos abrirnos a esta dinámica soberana del Espíritu Santo y no quedarnos sentados al lado del camino con una actitud de crítica.


miércoles, 5 de marzo de 2014

COMPLETOS EN DIOS




“...y vosotros estáis completos en él”
(Col_2:10).
Contrariamente a la opinión popular, no hay diversos grados de capacidad para llegar al cielo. O se es absolutamente apto o no se es. Esto va contra la noción muy extendida que la creación de Dios está dividida en dos. Por un lado, está la gente buena que vive una vida recta, y por otro están los malvados y los sinvergüenzas, y entre ambos están los que tienen diversos grados de aptitud para el cielo. Esto es un gran error. O somos aptos o no lo somos. No hay intermedio.
En realidad ninguno de nosotros es competente en sí mismo. Todos somos pecadores culpables que merecemos el castigo eterno. Todos hemos pecado y estamos destituidos de la gloria de Dios. Todos nos hemos descarriado y hemos decidido andar por nuestros propios caminos. Todos somos impuros y nuestras mejores obras son como trapos de inmundicia.

No solamente somos enteramente incompetentes para el cielo, sino que no podemos hacer nada por nosotros mismos que nos pueda hacer aptos. Nuestros mejores propósitos y esfuerzos más nobles no pueden quitarnos los pecados ni proveernos de la justicia que Dios demanda. Pero las buenas noticias del evangelio consisten en que el amor de Dios provee lo que demanda Su justicia, y lo otorga como un don gratuito. “Pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe” (Efe_2:8-9).

Solamente en Cristo se encuentra lo que nos puede llevar al cielo. Cuando un pecador nace de nuevo, recibe a Cristo. Dios ya no lo considera más como un pecador en la carne; lo ve en Cristo, y le acepta sobre esa base. “Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él” (2Co_5:21).

De modo que todo se reduce a esto. O tenemos a Cristo o no lo tenemos. Si tenemos a Cristo, somos aptos para el cielo. La aptitud de Cristo viene a ser la nuestra. Somos tan dignos como él, porque estamos en él.

Por otra parte, si no tenemos a Cristo estamos perdidos. Estar sin él es la deficiencia fatal. No hay persona, ni iglesia, ni rito ni obra que pueda suplir esta falta crucial.

Es del todo evidente que ningún creyente es más apto que otro para el cielo. Todos los que creen tienen el mismo “derecho” de ir a la gloria, y ese derecho es Cristo. Ningún creyente tiene más de Cristo que otro. Por lo tanto, ninguno es más apto para el cielo que otro.


ANOREXIA ESPIRITUAL

“El respondió y dijo: Escrito está: No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios”.

La Anorexia es un trastorno psicológico de la alimentación por el cual el afectado rechaza el alimento. En pocas palabras es la falta anormal de ganas de comer. Esto conlleva a que la persona afectada pueda mantener sus energías y sus actividades diarias a niveles casi normales. Además, parecen no estar preocupadas por su estado de desnutrición y no sienten hambre, sin percatarse que poco a poco esto la puede llevar a la muerte.

Así mismo en la vida espiritual hay muchas personas anoréxicas, personas que se rehúsan a alimentarse espiritualmente, personas que sin darse cuenta han perdido su apetito por la Palabra de Dios y esto a conllevado a que poco a poco pierdan peso espiritual y lleguen a la debilidad, en donde son presa fácil para el enemigo.

Lastimosamente muchas personas luego de unos cuantos años de caminar en el Señor pierden aquel apetito inicial que tuvieron en sus primeros meses de convertidos, ya sea porque ahora “saben un poco mas” o porque “ya leyeron toda la Biblia” o simplemente porque ahora “son predicadores de primera”.

La Biblia muestra en el versículo que leímos al inicio como la Palabra de Dios tiene importación en nuestra vida para subsistir espiritualmente, de ahí el interés del enemigo de tenernos alejados de la Palabra de Dios, el no quiere que nos alimentemos de la Palabra de Dios, el quiere que seamos anoréxicos espirituales.

Es hora de despertar de ese engaño, no es posible que el enemigo este entrometiéndose quitando de nuestra vida el apetito espiritual, es hora de alimentarnos de la Palabra de Dios, que cada día la leamos y no solo leamos, sino que la meditemos. Que cada reunión de nuestras congregaciones sirva como una oportunidad más para alimentarnos de la Palabra de Dios.

No podemos ser anoréxicos espirituales, pues si no nos alimentamos como se debe de la Palabra de Dios seremos soldados débiles, y en esta guerra no nos podemos dar el lujo de estar débiles, pues el enemigo no te perdonara, sino que como león rugiente quera devorarte.

Es por esa razón que debemos de hacer de la Palabra de Dios un alimento diario, que sustente nuestro apetito espiritual y con ello nos nutra de las fuerzas necesarias para hacerle frente a la lucha diaria por tratar de agradar a Dios en contra de un enemigo que utilizara cualquier oportunidad posible para alejarnos de la comunión personal con el Señor.

Si tu eres un anoréxico o anoréxica espiritual, este es un momento en donde reflexiones sobre ¿Cómo esta tu apetito espiritual de la Palabra de Dios?, ¿Cuánto tiempo estas dedicando para meditarla?, ¿Estas tratando de ponerla en practica?, ¿Cuánto tiempo mas esperaras para comenzar a alimentarte diariamente de la Palabra de Dios?

La anorexia espiritual te debilitara a tal punto de ser una presa fácil para el enemigo, pero la Palabra de Dios te dará las fuerzas suficientes para hacerle frente a cualquier ataque del enemigo.