Y pondré enemistad entre ti y la
mujer, y entre tu simiente y la simiente
suya; ésta te herirá en la cabeza, y tú
le herirás en el calcañar.
Génesis 3:15
Tal es la primera promesa hecha al hombre
caído. En ella está contenido todo el Evangelio y la esencia del
pacto de la gracia. En gran parte, ya ha sido cumplida: la simiente
de la mujer ha sido herida en su calcañar en la persona de
nuestro Señor Jesucristo. Y ¡qué herida más espantosa! Mas
¡cuán terrible será también el quebrantamiento final de la cabeza
de la serpiente! Esta profecía, virtualmente, tuvo cumplimiento
por primera vez cuando Jesucristo llevó sobre sí el pecado del
hombre; venció a la muerte y quebrantó el poderío de Satán;
pero se cumplirá total y definitivamente en la segunda venida
del Señor y en el juicio final.
Para nosotros esta promesa constituye una
profecía, a saber: heridos en el calcañar también seremos afligidos
en nuestra corrompida naturaleza por el poder del mal; empero
podremos triunfar en Cristo, el cual aplastó la cabeza de la
antigua serpiente. Durante el año, tendremos ocasión de experimentar
la primera parte de esta promesa ante las tentaciones
con que nos acechará Satanás, y ante los ataques de los impíos,
que son su simiente. Tal vez saldremos heridos y maltrechos de
la lucha, mas no desmayaremos si sabemos acogernos a la segunda
parte del versículo. Alegrémonos por anticipado en la seguridad
de que reinaremos con Cristo que es la simiente de la mujer.
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