El
señorío de Cristo: en Él todo está bien
En Cristo todo está bien, obviamente siempre y
cuando estemos debajo de Su señorío. El señorío de Cristo significa que nuestra
voluntad está totalmente sometida a la del Señor. Esta idea, nos ha de hacer pensar,
en si no estaremos abusando de la gracia, por causa de nuestra “doctrina”.
Debemos remarcar y enfatizar, por lo tanto, la expresión “en Cristo” y todo lo
que ella implica. La justificación es por Cristo, pero el señorío de Cristo
implica el discipulado, una vida entregada a Dios, a lo que le agrada a Dios.
1ª
Corintio 8:2-8. Un Dios del cual proceden todas las cosas…..y nosotros somos
por medio de Él. Somos por Él y para Él, esto nos lo ha de revelar el E. S.,
por lo tanto en cuanto a que en Cristo todo está bien, el acento debemos
ponerlo en “en Cristo”, no tanto en todo “está bien”. Él señorío, tiene un
implicación profunda de soberanía de Dios. El señorío de Cristo, demanda una
moral como la del Señor, no podremos superarle, pero si llegar a Su estatura,
“bástele al discípulo ser como su señor”. Todos debemos crecer, el problema
consiste en que algunos deciden quedarse “en su comodidad”.
¿Qué
significa en realidad “en Él todo está bien”?. Claramente, el buscar hacer en
todo momento lo que Dios desea, “siervo inútil soy….”, esta es la idea, hago lo
que me corresponde hacer de buena gana y con gozo en el corazón, por saber y
entender que hemos correspondido al deseo de Dios. ¡Nuestras vidas están en las
manos de Dios!. Pero la triste realidad, es que muchos aún somos dioses,
hacemos en cada momento lo que nos apetece, no estamos sujetos a nada ni a
nadie, somos señores de nuestras vidas. Pero esto se vuelve una cuestión de
relevante gravedad, cuando decimos que Cristo es nuestro Señor, porque o somos
consecuentes y coherentes o seremos el hazmerreir del mundo, sin contar con la
desaprobación divina.
Isaías
40:12-27. Debemos observar y dimensionar la divinidad, la grandeza y el poder
de Dios, ser conscientes de quién es Dios, de quienes somos nosotros, qué
relación es la correcta, y cual debemos mantener con el Señor, si además
decimos que es nuestro Señor.
1ª
Corintios 2:8, 2:16, la cuestión
hermanos, ¿es si de verdad creemos estas cosas?, el hombre crucificó al Señor
de la gloria, ¿qué prueba más concluyente podemos reclamar?. ¿Quién conoció la
mente de Cristo?, nosotros tenemos la mente de Cristo, de manera que debemos
pensar como Él, Él no vivía para sí sino para agradar al Padre. Entonces si
tenemos la mente de Cristo, ¿por qué no estamos funcionando conforme a la mente
de Cristo, conforme a la voluntad del Padre?, obviamente porque Dios nos ha
hecho libres y desde la misma salvación, Dios sigue respetando nuestra
libertada... viviendo en nuestros propios sentimientos, deseos y emociones, más
que en una conciencia clara de quienes somos, de cuál es nuestro llamado, cual
es nuestra vocación y por qué vivimos más tiempo mirando a la tierra que
mirando al cielo. Vivimos conforme a nuestro entendimiento, no conforme a la
sabiduría y la mente de Dios.
Debemos
desterrar de nuestro vocabulario, el yo pienso, yo quiero, mi casa, mi trabajo,
mi coche…., etc., sino más bien, Dios
dice, Dios desea, el trabajo que me ha dado Dios….. De lo contrario es una
falta de aceptación plena del señorío de Cristo. Salvo que lo que estamos predicando no sea la
Palabra de Dios.
“En
Cristo todo está bien”, “Cristo es el Señor de mi vida”, “todo le pertenece a
Él”, ¿qué significan estas expresiones?, ¿podemos decir en nuestro corazón que
estas expresiones son ciertas en nuestras vidas?. Pensemos una cosa, Cristo es
el Señor del Sabbat, por lo tanto Él es nuestro reposo y nosotros somos hijos
del Dios del día de reposo, en el cual nosotros nos deleitamos en Él y en
ninguna otra cosa o actividad, obviamente sin caer en el legalismo ni la
histeria de la religión. La mente y corriente del mundo claramente se alejan de
esta idea y de la Ley y voluntad del Dios. Teniendo en cuenta que nada se sale
de la soberanía y control de Dios.
Éxodo
13:15. Números 15:32-36. ¿Es justa la voluntad de Dios?, ¿sí o no?, ¿no será
que estamos demasiado acostumbrados a hablar y ser predicados de la “gracia”?,
¿no será que estamos demasiado acostumbrados a pensar y decidir conforme a
nuestra voluntad y deseo?. Debemos pensar muy seriamente antes de decir, “en
Cristo todo está bien”, porque ello debe implicar que Él es real y
verdaderamente el Señor de nuestras vidas con todas sus implicaciones.
1ª
Corintio 6:12-19. “…todo es para el Señor, ¡no somos nuestros, somos del Señor,
hemos sido comprados por la sangre de Cristo!”.
1ª
Corintios 7:22-24. “…hemos sido comprados por precio”. Somos libres para servir
a nuestro Señor, independientemente de nuestra condición o circunstancia
temporal/terrenal. En cualquier circunstancia Cristo es nuestro Señor y Él nos
ha hecho libres.
Ageo
1:3-7. “coméis y no os saciáis….” ¿Es tiempo de que vuestras casas estén
artesonadas y el templo del Señor esté en ruinas?. Debemos confiar en el Señor,
Él nos ha dado suficientes pruebas de Su fidelidad, Él es un buen Señor, en Él
todo está bien, Su señorío es reposo para nuestras vidas, él es nuestro Sabbat
en cualquier circunstancias Él es siempre fiel.
Malaquías
3: 6-10. “…volveos a mí y yo me volveré a vosotros….me habéis robado…”. No es
cuestión de posibilidades es cuestión de un corazón, de disposición de
voluntades…pero….”vivimos bajo la gracia”.
2ª
Corintios 9:6-10. “Poderoso es Dios para
que abunde en vosotros toda gracia…. pero para que en nosotros abunde también
toda buena obra”. El que siembra abundantemente, también segará abundantemente
y obviamente viceversa. Debemos dar con generosidad y alegría, paz y gozo,
somos administradores de los bienes del Señor, de nuestro Señor, de nuestras
vidas, de nuestro dinero, de nuestro tiempo.
El
señorío de Cristo, implica “que el juicio comience por la casa del Señor”.
¿Estás defraudado, desengañado, no conforme con tu vida, te han engañado….?,
pero, ¿te ha fallado el Señor?. El ruego del señor, es que seamos sabios,
conforme a Su sabiduría y el conocimiento revelado por mediación de Su santa
Palabra.
De
manera que antes de decir “en Cristo todo está bien”, pensemos en lo que
implica el señorío de Cristo.
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